La ciencia de la demografía no se limita a la medición sino que incluye necesariamente la interpretación y análisis de los datos, las proyecciones y previsiones en base a supuestos que incluyen variables no demográficas. Sin embargo la demografía estadística es el punto de partida del análisis de la población en el que se trata de medir con precisión las magnitudes demográficas.
El concepto de fecundidad se refiere al número medio de hijos que tienen las mujeres. Para medirlo con precisión es necesario delimitar con precisión la variable que queremos medir ya que la cifra que la exprese será muy distinta según consideremos a todas las mujeres que viven en un momento determinado en un país, o sólo a las mujeres fértiles, eliminando las que mueren antes de alcanzar la edad fértil. Podremos estimar también tasas de fecundidad por edades o tasa de fecundidad de cohortes.
Las tasas de natalidad y mortalidad son el resultado de dividir el número de nacimientos o defunciones por la población total. Normalmente se expresan en tantos por mil y por año.
La diferencia entre las tasas de natalidad y de mortalidad indica el crecimiento natural o vegetativo.
El crecimiento demográfico mide el aumento, en un período específico, del número de personas que viven en un país o una región. La tasa de crecimiento demográfico depende, además de la tasa de natalidad, de la tasa de mortalidad y de los movimientos migratorios. La tasa de natalidad depende a su vez de la tasa de fecundidad. La tasa de fecundidad está influida por muchos factores pero el principal es el nivel cultural de la sociedad y especialmente de las mujeres: a mayor cultura, menor número de hijos se tienen. La tasa de mortalidad depende del grado de desarrollo económico y sanitario.
La longevidad es la duración de la vida de una persona. Se mide mediante el concepto de esperanza de vida. La esperanza de vida de un tipo de persona es la media de la duración de la vida de ese tipo de personas. Así, la esperanza de vida al nacer en Argentina en 1900 es el promedio o media aritmética del número de años que vivieron los argentinos nacidos ese año. También podemos calcular la esperanza de vida a los 75 años en 2003: cuánto tiempo sobrevivieron de la media las personas que ese año tenían una edad de 75.
Los índices demográficos se suelen referir a las cohortes, el conjunto de personas nacidas en un período determinado. Una forma muy habitual de representar gráficamente el tamaño de diferentes cohortes en un momento determinado es la pirámide de población. El análisis longitudinal de las cohortes y las comparaciones entre cohortes son también muy ilustrativas de la dinámica de población.
Evolución de la población mundial
Los ecólogos han estimado que la Tierra pudo proporcionar a las bandas de cazadores-recolectores alimento suficiente para un máximo de treinta millones de individuos. En los cuatro millones de años que requirió la evolución desde el «homo erectus» al hombre actual, no se pudo superar esa cifra. Posiblemente la población total del Paleolítico oscilaría entre los seis y los diez millones de seres humanos.
La revolución neolítica, hace diez mil años, mediante la aplicación de técnicas agrícolas y ganaderas permitió la primera gran expansión de la especie humana; se calcula que a partir de entonces la población empezó a crecer a un ritmo que la duplicaba cada mil setecientos años. Al comienzo de nuestra era se calcula que vivían unos ciento cincuenta millones de personas: una tercera parte en el Imperio Romano, otra tercera parte en el Imperio Chino y el resto diseminado.
La crisis del Imperio Romano estuvo acompañada de las primeras grandes epidemias que provocaron despoblación. En el año 1348 se extiende por Europa la Peste Negra que se estima redujo la población europea en un tercio. A pesar de ello, hacia el año 1600 la Tierra había alcanzado los quinientos millones de habitantes. A partir de ese momento se produce la explosión demográfica y la población empieza a duplicarse cada doscientos años. En 1800, dos años después de la publicación del «Primer Ensayo sobre el Principio de la Población» de T.R. Malthus, se alcanzan los novecientos millones de habitantes. El ritmo se sigue acelerando; en 1900 se alcanzan los mil seiscientos millones; en 1960 había tres mil millones. A mediados de 1999 se superaron los 6.000 millones.
Afortunadamente la tasa de fertilidad está disminuyendo en todo el mundo y aunque la población continuará aumentando por el acceso a la edad fértil de las generaciones jóvenes, mucho más numerosas, la prolongación de las tendencias actuales permite predecir que la población mundial alcanzará la estabilidad en el año 2110, cuando vivan 10.529 millones de personas. Pero hasta entonces la situación de desequilibrio demográfico mundial continuará inevitablemente su deterioro.
A partir del año 2000, el crecimiento de la población mundial será cada vez menor. La población continuará creciendo, sin embargo, durante mucho tiempo. En el año 2050 habrá nueve mil millones de habitantes. La estabilización final llegará en el siglo XXII.
Población y desarrollo económico
Los diversos organismos internacionales y en especial el Fondo de Población de las Naciones Unidas, han alcanzado un cierto consenso en considerar que el problema de la explosión demográfica tiene una importancia clave. Ciertamente no es la única causa del subdesarrollo ni la más importante, pero agrava todos los demás problemas por lo que los objetivos demográficos deben ser integrados explícitamente en las estrategias de desarrollo.
Si la población crece a una tasa muy elevada, puede ser imposible que la producción económica crezca de forma sostenida al mismo ritmo. A pesar de que en la mayoría de los países subdesarrollados la producción, la inversión en infraestructuras y el consumo total han aumentado de forma espectacular en los últimos cincuenta años, el crecimiento de la población a tasas superiores ha provocado que la renta per cápita haya disminuido.
Las Naciones Unidas están haciendo desde hace varios decenios un enorme esfuerzo para promover el control de la natalidad. Aunque la mayoría de los gobiernos son conscientes de la urgencia del problema y colaboran con entusiasmo, hay algunos estados confesionales (el Vaticano y algunos musulmanes) que se oponen activamente y dificultan la adopción de decisiones en los congresos y cumbres internacionales.
En la última década han nacido 1.500 millones de personas de las que más del noventa por ciento lo han hecho en países subdesarrollados. El problema no es sólo el aumento de la población sino su distribución espacial. En el año 2000 la mitad de la población mundial vivía en ciudades. Hay 19 grandes urbes con más de diez millones de habitantes cada una, la mayoría de ellas en países subdesarrollados. Y son las ciudades de los países subdesarrollados las que más crecen.
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