Tras la adopción de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural en 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de mayo «Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo«.
El día ofrece una oportunidad de profundizar nuestras reflexiones sobre los valores de la diversidad cultural para aprender a «vivir mejor» juntos.
Es la razón por la que la UNESCO apela a los Estados Miembros y a la sociedad civil para celebrar este día asociando al mayor número de actores y colaboradores.
La ONU trabaja por la diversidad cultural
El idioma no sólo comunica, define la cultura, la naturaleza, la historia, la humanidad y la ascendencia.
La preservación de los idiomas amenazados de extinción es una parte vital de las iniciativas para mantener la cultura y el patrimonio de nuestro rico paisaje humano. El idioma mantiene vivas las tradiciones, inspira los conocimientos sobre nuestro pasado y el planeta en el que vivimos y su respeto, y vincula a las comunidades más allá de las fronteras y el tiempo.
En la actualidad, una alianza única en su género entre Discovery Communications Inc., la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el programa La ONU Trabaja celebra los idiomas y la diversidad cultural. Mediante programas de televisión y a través de la Red, es posible informarse sobre los idiomas en peligro de extinción mediante el pequeño número de personas que todavía los hablan.
Al igual que las especies animales en vías de extinción, los idiomas están desapareciendo rápidamente y necesitan nuestra dedicación e interés para mantenerlos vivos. Antes había entre 7.000 y 8.000 idiomas diferentes. Hoy día muy pocas personas hablan la mayoría de los 6.000 idiomas conocidos en todo el mundo. La mitad de los idiomas actuales tienen menos de 10.000 hablantes, y la cuarta parte menos de 1.000. Los lingüistas se enfrentan a una carrera contra el reloj para documentar muchos de los que quedan.
Canciones de campamento mantienen viva una cultura en la Argentina
«Duerme mi niño, porque tengo que hacer una red para que tu padre pueda pescar». Zuni, una abuela toba, canta una nana.
Reunidos alrededor de una hoguera que calienta el frío aire de la noche, los tobas de la Argentina aprenden canciones tradicionales y las transmiten de generación en generación. Una abuela, Zuni, canta una nana a su nieto, mientras un anciano, Silvano, habla de su importante papel como maestro: «Mi padre me enseñó. Ahora debo enseñar a mi nieto. Enseño a mi sobrino, enseño a mi hijo».
«La música que tocamos es nuestra. Pertenece a los tobas. Todo lo que canto viene de mis antepasados», dice Ignacio, un hombre toba. Los tobas tienen su propio coro, compuesto por hasta 12 personas. Zuni, la cantante de mayor edad, tiene 80 años y es la hija del último cacique.
Los tobas pertenecen al grupo lingüístico guaycurú, integrado por unas 60.000 personas en la Argentina, Bolivia y el Paraguay. En la Argentina hay entre 15.000 y 20.000 tobas, y el idioma se habla en las provincias de Chaco y Formosa.
Se considera que la diversidad y multiplicidad lingüística de Sudamérica es la mayor del mundo. Se han catalogado miles de idiomas y dialectos. Sin embargo, la mayoría se han extinguido, bien porque las personas que los hablaban han desaparecido o debido a la aculturación en un idioma europeo o en algunos casos otro idioma indígena.
Además de trabajar de peones, los tobas han sobrevivido durante el siglo XX con la caza y la recolección de frutas, verduras y miel. «Cuando vamos a recoger miel, nos levantamos muy temprano. Vamos a las montañas. Es nuestro alimento. Es lo que más le gusta a los niños, la miel es deliciosa», dicen dos jóvenes tobas, Lorenzo y Clemencia.
La naturaleza, el arte y el hábitat son muy importantes para el pueblo toba. La cultura toba tiene una gran tradición y se centra en conservar la religión. El sol representa la paz, el viento simboliza la fuerza y el agua personifica la vida.
Como pueblo autónomo, los tobas tienen su propio curandero, ya que creen que los médicos externos no son capaces de curar todas las enfermedades. El curandero fabrica sus propias medicinas y remedios, utilizando ingredientes naturales.
Los tobas aceptan la vida como viene, y se centran en el pasado y no en el futuro. Por ejemplo, cuando recogen comida de los bosques, toman lo suficiente sólo para ese día. «Sí comen hoy, bien. Si no, también está bien», observa Ramiro Schejtman, uno de los miembros del equipo de rodaje de Discovery Channel que los filmó. Ramiro continúa: «Sea cual sea la situación o la vida que lleven, los tobas nunca sufren estrés o frustraciones. No saben lo que es el estrés, simplemente no lo saben. A su manera, son un pueblo feliz».