La OMS ha adoptado la expresión envejecimiento activo como el proceso de aprovechamiento y optimización de las oportunidades que favorecen el mantenimiento del bienestar físico, social y mental a lo largo de toda la vida. Este concepto refleja el compromiso de mantener y reforzar la independencia, la participación social, el bienestar emocional y la salud física de los adultos mayores. Ideas principales:
- La mejor garantía de una vejez sana es el mantenimiento de hábitos saludables durante toda la vida: seguir una dieta adecuada; realizar práctica regular de ejercicio físico adaptado a la edad; evitar el consumo de tóxicos; realizar las vacunaciones recomendadas y detectar, de manera precoz, enfermedades crónicas -posiblemente invalidantes-
- La mayor longevidad se acompaña de un aumento en la prevalencia de morbilidad, sobre todo de enfermedades crónicas Las más frecuentes son los dolores, las alteraciones de los órganos de los sentidos, el insomnio y la hipertensión arterial -una de las enfermedades crónicas más frecuentes en los adultos mayores-
- La realización de actividades preventivas tiene como objetivo, en este grupo de edad, el aumento de la expectativa de vida activa o libre de incapacidad, es decir, prevenir el deterioro funcional, y cuando este se ha producido, recuperar el nivel de función previo, para que el adulto mayor pueda permanecer en su domicilio, con el mayor grado de independencia posible.
La salud es un elemento clave del envejecimiento activo. Este asegura que todos los adultos mayores puedan seguir aportando una contribución vital y positiva a sus familias, comunidades y sociedad. Para conseguirlo, es necesario conocer las actitudes y los mecanismos que permitan mitigar los efectos biológicos, psicológicos y sociales que el paso del tiempo tiene sobre nuestro organismo, a la luz de los nuevos conocimientos de la ciencia y de la medicina moderna. Dentro de las medidas para mejorar la calidad de vida del adulto mayor se incluyen el mantenimiento de la actividad intelectual, que mejora la función cognitiva y reduce la ansiedad y los cuadros depresivos.
Las deficiencias más frecuentes son las de tipo osteoarticular, seguidas por las deficiencias sensoriales de la vista y del oído.
Las actividades preventivas comprenden el control de los factores de riego conocidos para la enfermedad cardiovascular, para el cáncer y para las enfermedades infecciosas; la detección precoz, tratamiento y rehabilitación de los síndromes geriátricos que afectan a la independencia y autonomía de la persona: caídas, función cognitiva, deterioro de la vista, hipoacusia, desnutrición, uso inadecuado de la medicación y alteración del patrón de eliminación urinaria.
Actividades de prevención y promoción de la salud en síndromes geriátricos
Para evitar caídas se recomienda practicar ejercicio físico, particularmente el entrenamiento del equilibrio y el fortalecimiento muscular. Dar consejo a los cuidadores y ancianos sobre la adopción de medidas para reducir el riesgo de caídas que incluya la práctica de ejercicio, la reducción de los peligros ambientales y la monitorización de la medicación. Cuando aparece alto riesgo de caídas -mayores de 75 años, consumo de hipnóticos o de antihipertensivos, polifarmacia, deterioro cognitivo o inestabilidad- se aconseja realizar una intervención multifactorial intensiva, individualizada y domiciliaria, si hubiera recursos disponibles, que incluya ejercicio físico, revisión del estado de salud, de la medicación psicotrópica y del entorno. Adoptar medidas de rehabilitación, individualizadas y progresivas.
En el deterioro de la función cognitiva se recomienda estar alerta ante síntomas de alarma de demencias como pérdida de memoria o trastornos de comportamiento, referidos por la familia o el propio adulto mayor. Ante sospecha de deterioro cognitivo se recomienda una evaluación clínica detallada que incluya entrevista clínica estructurada y test neuropsicológicos y seguimiento posterior individualizado para evaluar su progresión.
En las alteraciones visuales se recomienda realizar un examen completo de la vista por un oftalmólogo o profesional capacitado. En los diabéticos y en los que presenten presión intraocular elevada o antecedentes familiares de glaucoma, se debe realizar con una periodicidad anual.
En las alteraciones auditivas se recomienda realizar valoración completa de la dificultad y, de ser necesarios, promover el uso de audífonos, brindando información y sugerencias para su adecuada utilización y adaptación progresiva.
En la polimedicación se recomienda sensibilizar a los profesionales del equipo de salud mediante contactos con expertos en el uso adecuado de los medicamentos, la utilización de sistemas informáticos y, en su defecto, de hojas de perfiles de prescripción, la educación sanitaria de la persona y la revisión periódica de los medicamentos consumidos.
En el déficit de equilibrio nutricional se recomienda identificar los factores de riesgo para brindar asesoramiento y modificación de la ingesta alimentaria. Efectuar medición periódica del peso y de la talla: una pérdida de peso significativa es un indicador de sospecha.
En la alteración del patrón de eliminación urinaria se recomienda realizar valoración del tipo de incontinencia, brindar educación sanitaria, enseñar ejercicios y promover el uso de contendores externos.