La lepra es una enfermedad crónica causada por un bacilo de multiplicación lenta: Mycobacterium leprae.
M. leprae se multiplica muy despacio y el periodo de incubación de la enfermedad es de unos 5 años. Los síntomas pueden tardar hasta 20 años en aparecer.
La enfermedad afecta principalmente a la piel, los nervios periféricos, la mucosa de las vías respiratorias superiores y los ojos
La lepra es curable. Si se trata en las primeras fases, se evita la discapacidad.
Aunque no es muy contagiosa, la lepra se transmite por gotículas nasales y orales cuando hay un contacto estrecho y frecuente con enfermos no tratados. Se transmite de persona a persona por un contacto directo y prolongado, calculado en unos 3 a 5 años. Se produce entre un enfermo con posibilidad de transmitir la enfermedad (ya que no todos los que padecen lepra eliminan bacilos fuera de su organismo) y una persona sana susceptible. Es decir que debe mediar una predisposición especial para poder enfermar. La mayoría de las personas posee resistencia natural al Mycobacterium leprae.
El diagnóstico temprano y el tratamiento multimedicamentoso (TMM) siguen siendo los elementos fundamentales para lograr la eliminación de la enfermedad como problema de salud pública.
Si no se trata, la lepra puede causar lesiones progresivas y permanentes en la piel, los nervios, las extremidades y los ojos.
Dependiendo del contexto psicológico y cultural del enfermo, la relación social, laboral y familiar del mismo puede verse afectada. Esto se debe al rechazo y al temor que la lepra siempre ha provocado.
El enfermo de lepra puede y debe realizar una vida normal, con todos sus derechos y deberes sociales y civiles. Puede casarse, deambular, trabajar y realizar las actividades habituales y cotidianas sin consideraciones especiales. Lo único que debe hacer diferente, es realizar el tratamiento adecuado y completo y tomar todos los recaudos para prevenir las eventuales discapacidades.
Desde 1995, la OMS proporciona gratuitamente a todos los pacientes del mundo tratamiento multimedicamentoso (TMM), que es una opción curativa simple, aunque muy eficaz, para todos los tipos de lepra. Inicialmente se proporcionó a través del fondo para medicamentos de la Fundación Nippon, y desde 2000 mediante las donaciones de TMM que hacen Novartis y la Fundación Novartis para el Desarrollo Sostenible.
La eliminación de la lepra como problema de salud pública (es decir, una tasa de prevalencia mundial de menos de 1 caso por 10 000 habitantes) se alcanzó en el año 2000 y el uso generalizado del TMM ha reducido la carga de morbilidad de forma espectacular. A lo largo de los últimos 20 años, con el TMM se ha conseguido curar a cerca de 16 millones de pacientes con lepra.
Primeros síntomas de la enfermedad:
en la piel aparecen manchas (máculas) con disminución o pérdida de la sensibilidad, del vello y/o de la transpiración. Según la forma clínica pueden presentarse nódulos (lesiones tubérculo – nodulares llamadas lepromas) y engrosamiento de la piel (placas, infiltración) y/o nervios periféricos con dolor espontáneo o a la compresión. Generalmente se produce un trastorno de la sensibilidad, que va desde una leve hipoestesia (adormecimiento) a una anestesia total. Así, poco a poco, por falta de cuidado y de un tratamiento oportuno, las heridas se infectan ocasionando un daño que al cabo del tiempo produce discapacidad y deformidades. Se puede presentar una obstrucción nasal persistente, con o sin hemorragia nasal de causa no justificada. Además hormigueos (disestesias, parestesias) en pies y manos.
Actualmente, el diagnóstico y el tratamiento de la lepra no son complicados y la mayoría de los países endémicos se esfuerzan por integrar los servicios de atención a esta enfermedad en los servicios de salud generales existentes. Esto es especialmente importante para las comunidades insuficientemente atendidas y marginadas con más riesgos de sufrir esta enfermedad, habitualmente los más pobres entre los pobres.
Todavía quedan bolsas muy endémicas en algunas zonas de Angola, Brasil, India, Madagascar, Mozambique, Nepal, República Centroafricana, República Democrática del Congo y República Unida de Tanzania. Estos países siguen estando muy comprometidos con la eliminación de la lepra y siguen intensificando sus actividades de control de la enfermedad.
En Argentina el área endémica de esta enfermedad esta integrada por las provincias del noroeste, nordeste y centro del país: Chaco, Formosa, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Buenos Aires y la Capital Federal. Desde hace diez años se detectan entre 400 y 500 casos nuevos por año. En la Argentina existen actualmente 675 pacientes en tratamiento, de los cuales 309 fueron diagnosticados durante el año 2009.
La estigmatización de la enfermedad sigue siendo un obstáculo para que el propio paciente informe sobre la enfermedad y se beneficie de un tratamiento temprano. Hay que cambiar la imagen de la lepra a nivel mundial, nacional y local. Es necesario crear un nuevo entorno en el que los pacientes no duden en buscar atención para obtener un diagnóstico y tratamiento en cualquier centro sanitario.