Medicina narrativa: una estrategia que podría rescatarnos del silencio.
El mundo de la medicina está atravesado por un continuo tráfico de historias. Desde hace algunos años se ha desarrollado una corriente de “Medicina Narrativa” que intenta profundizar en el tema aportando herramientas conceptuales y habilidades cognitivas al servicio de los agentes de salud.
Las personas nos contamos historias desde el comienzo de la vida. Esas narraciones permiten que la caótica complejidad del mundo adquiera sentido y nos define el lugar que ocupamos en él. Es mediante historias que comprendemos, ya no lo que las cosas son, sino lo que significan. Es la forma en que se establecen el valor y las jerarquías de todo cuanto nos rodea. En silencio, muchas noches nos repetimos esa historia privada y secreta que nos dice quiénes somos.
Enfermar es una experiencia vital. Ese acontecimiento desata una crisis íntima y personal más allá de toda biología. Pero influye en ella, la determina, la modula, gobierna su evolución y se adueña de su futuro. La enfermedad puede incluirse en la narrativa de una vida obligada a redefinirse. Pero también puede dejar en suspenso todas nuestras creencias y paralizarnos en una encrucijada para la que no encontramos salida.
¿Por qué estudiar la narrativa de los pacientes?
Diagnóstico
- Señalan la fenomenología de la experiencia de enfermar.
- Estimulan la empatía entre médicos y pacientes.
- Permiten construir significados.
- Aportan claves y categorías analíticas de gran utilidad clínica.
Terapéutica
- Facilitan un abordaje holístico del paciente.
- Son terapéuticas intrínsecamente (en sí mismas).
- Pueden sugerir opciones adicionales y personalizadas al tratamiento.
Educación
- Son muy “recordables”
- Estimulan la reflexión
- Previenen la automatización de la conducta.
- Son ricas en experiencias
- Facilitan la construcción de una agenda centrada en el paciente.
- Permiten generar hipótesis novedosas.