
El 15 de noviembre, se celebra el Día Mundial Sin Alcohol, una fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para concienciar sobre los daños físicos y psicológicos que produce el consumo de este tipo de sustancias en nuestro organismo, un tipo de droga legal y social que parece inofensiva, de la que muchas veces se desconocen sus efectos y que en la actualidad es una de las droga más consumidas.
CONSUMO DE BEBIDAS ALCOHOLICAS (OMS)
El consumo de bebidas alcohólicas en las reuniones sociales es frecuente en muchos lugares del mundo, pero puede tener consecuencias sanitarias y sociales negativas relacionadas con sus propiedades tóxicas y la dependencia que puede producir.
Además de las enfermedades crónicas que pueden contraer quienes beben grandes cantidades de alcohol a lo largo de varios años, el consumo de alcohol también se asocia a un aumento del riesgo de padecer afecciones agudas, tales como las lesiones, y en particular las provocadas por accidentes de tránsito.
El uso nocivo del alcohol desafía al desarrollo social y económico de muchos países, incluidos los de las Américas. El consumo de alcohol en las Américas es de aproximadamente un 40% mayor que el promedio mundial. En general, la población en las Américas consume alcohol en un patrón que es peligroso para la salud. Este tipo de consumo de riesgo se asocia con diversos daños a la salud y sociales, que incluyen más de 200 condiciones (enfermedades no transmisibles, trastornos mentales, las lesiones y el VIH), así como la violencia doméstica, la pérdida de productividad, y muchos costos ocultos.
El consumo de alcohol está asociado con diversa enfermedades transmisibles y no transmisibles, así como con trastornos de salud mental, que pueden hacer que una persona sea más vulnerable a la COVID-19. En particular, como el alcohol afecta el sistema inmunitario, aumenta las probabilidades de contraer la infección y de tener resultados de salud adversos. El consumo excesivo de alcohol es también un factor de riesgo de neumonía y otras infecciones pulmonares y del síndrome de dificultad respiratoria aguda, que es una de las principales complicaciones de la COVID-19. De acuerdo con la evidencia preliminar, el consumo crónico de alcohol es un factor de riesgo probable con respecto a la gravedad de la COVID-19, pero actualmente no se está recopilando de manera sistemática información de los pacientes a este respecto.
AFECCIONES GRAVES EN NUESTRO ORGANISMO
Puede alterar el apetito, el sueño, el carácter, la emocionalidad, la alteración, cambios de humor, de peso y afecciones en todos los órganos y sistemas de nuestro organismo. Daños que conocen bien los que trabajan a diario con adictos al alcohol.
Ofrecer información sobre efectos y consecuencias de las drogas, y sobre el alcohol advertir acerca de un efecto a corto plazo del consumo excesivo y sin control como el coma etílico, una sobredosis de alcohol, que puede provocar incluso la muerte. La prevención, por tanto, es muy importante para que no se den casos como estos.
Talleres y charlas también son buenas herramientas para concienciar a los jóvenes sobre los peligros del alcohol. Preparar cócteles sin alcohol nos sirve para que prueben sabores más agradables, separando así el ocio y la diversión del consumo de alcohol para enseñar a los menores a disfrutar sin consumir ninguna sustancia nociva para la salud y su desarrollo.