Construyendo un mundo más justo y saludable
Nuestro mundo es desigual
Como ha destacado COVID-19, algunas personas pueden vivir una vida más saludable y tienen un mejor acceso a los servicios de salud que otras, debido en su totalidad a las condiciones en las que nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen.
En todo el mundo, algunos grupos luchan para llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios, tienen peores condiciones de vivienda y educación, menos oportunidades de empleo, experimentan una mayor desigualdad de género y tienen poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y servicios de salud. Esto conduce a un sufrimiento innecesario, enfermedades evitables y una muerte prematura. Y daña nuestras sociedades y economías.
Esto no solo es injusto: se puede prevenir
Es por eso que la OPS/OMS piden a los líderes que garanticen que todos tengan condiciones de vida y de trabajo propicias para la buena salud. Al mismo tiempo, instan a los líderes a monitorear las inequidades en salud y a garantizar que todas las personas puedan acceder a servicios de salud de calidad cuando y donde los necesiten.
COVID-19 ha afectado duramente a todos los países, pero su impacto ha sido más severo en aquellas comunidades que ya eran vulnerables, que están más expuestas a la enfermedad, tienen menos probabilidades de tener acceso a servicios de atención médica de calidad y más probabilidades de experimentar consecuencias adversas como resultado de las medidas implementadas para contener la pandemia.