El último domingo del mes de enero (29) se celebra el Día Mundial contra la Lepra con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad y reducir el estigma que sufren las personas que la padecen.
En 1991 la Organización Mundial de la Salud programó la eliminación de la lepra para el año 2000. La meta no se cumplió, pero se hicieron muchos avances gracias a los esfuerzos conjuntos de varias instituciones y a la distribución gratuita de medicación.
¿Qué es la lepra?
La lepra es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria que afecta a la piel y a los nervios periféricos, las mucosas de las vías respiratorias y puede afectar ojos..
La enfermedad no es hereditaria y tiene muy baja probabilidad de contagio. El tratamiento es gratuito y dura entre seis meses y un año.
La enfermedad es curable siempre que se detecte a tiempo y el tratamiento consiste en una combinación de medicamentos. Sin tratamiento, además de causar deformidades y dolor crónico, la lepra compromete gravemente el sistema inmunológico.
Se la conoce también como Enfermedad de Hansen, debido a que fue el médico noruego Gerhard Hansen quien, en 1874, descubrió el agente que la produce, la bacteria Mycobacterium leprae, poniendo fin a la creencia de que era producto de una maldición bíblica.
En el año 1983, en la Argentina se promulgó la Ley Nº 22.694, que establece el tratamiento obligatorio, ambulatorio y gratuito de la lepra, a cargo del estado. Hoy el tratamiento ambulatorio se realiza con una combinación de medicamentos llamada poliquimioterapia.
Epidemiología
La lepra ha afectado a la humanidad durante miles de años y, aunque se piense que ya no existe, sigue estando presente en muchos países.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se notifican 210 mil nuevos casos anuales, de los cuales 15 mil corresponde a menores de edad. La enfermedad se distribuye en 127 países, aunque el 80% de los casos notificados proceden de la India, Brasil e Indonesia.
En América latina, son 24 países los que notifican casos; la mayoría ocurren en Brasil, Colombia, Cuba, México, Paraguay, República Dominicana y Venezuela.
En la Argentina, por año se notifican entre 300 y 400 casos. La lepra constituye una endemia, localizada en las regiones noroeste, noreste y centro, incluyendo las provincias de: Chaco, Formosa, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Signos y Síntomas
Los síntomas iniciales son:
· Manchas o nódulos claros u oscuros en la piel, que provocan lesiones cutáneas y pérdida de sensibilidad en la zona afectada.
· Otros síntomas incluyen debilidad muscular y hormigueo en manos y pies.
· Cuando los casos no se tratan al inicio, puede provocar secuelas progresivas y permanentes, con movilidad reducida de las extremidades, afectando incluso los ojos.
· En algunos casos y dependiendo del sistema inmune del paciente, los síntomas pueden aparecer tan pronto como nueve meses después del contacto con el paciente enfermo y, en otros casos, pueden tardar hasta 20 años.
Ante estos síntomas, se recomienda consultar a un profesional dermatólogo, en hospitales públicos o centros de salud que cuenten con consultorio de Dermatología.
Mitos y verdades
· Durante mucho tiempo se sostuvo el mito de que la lepra se contagiaba de manera inmediata. Esto ocasionaba que las personas que la padecían fueran estigmatizadas, relacionando la enfermedad con un castigo divino y condenándolas al aislamiento social.
· Lo cierto es que la lepra, hoy, es totalmente curable. Se la aborda con tratamiento ambulatorio diario. Este tratamiento es gratuito y dura entre seis meses y un año, dependiendo de la forma clínica de cada caso.
· Para que la lepra se contagie de una persona enferma a una sana, debe haber un contacto directo y prolongado entre ambas, lo que se calcula entre tres y cinco años.
· Además, el enfermo debe tener la posibilidad de transmitir la enfermedad, condición que se conoce como “bacilífero”, y la persona sana debe ser susceptible a contraerla. Esto hace que sólo un 5% de las personas expuestas se contagie.
· La transmisión ocurre a través de gotículas nasales y orales, cuando hay contacto estrecho y frecuente entre una persona enferma que no realiza tratamiento y una sana.
· Aunque la enfermedad en el país ya no es considerada una epidemia, siguen apareciendo algunos casos nuevos. Esto ocurre porque la incubación de la enfermedad puede ser muy larga.
· La persona que es diagnosticada y comienza a tomar la medicación, en dos semanas deja de contagiar.
· La lepra es curable con un tratamiento combinado de antibióticos, que mata al agente patógeno, cura al paciente y detiene la transmisión.
· Está científicamente demostrado que la lepra no es hereditaria y que la mayoría de las personas poseen resistencia natural a la bacteria que la produce. Ello explica que, de padre o madre enfermos, nacen hijos sanos.
· La mujer embarazada puede y debe continuar el tratamiento médico durante esa etapa, ya que la mejor protección para el hijo es que la madre se trate y se efectúe los controles posteriores. Igual responsabilidad le cabe al padre, si éste fuera el enfermo.
Prevención y tratamiento
La evolución de la enfermedad es muy lenta. El tiempo medio de incubación es de cinco años, aunque los síntomas pueden tardar hasta 20 años en aparecer.
La mejor manera de prevenir el contagio es el diagnóstico temprano y el tratamiento de las personas enfermas con lepra. Si no se trata, además de las deformidades y el dolor crónico, el paciente verá comprometido su sistema inmunológico.
Las personas que estuvieron en contacto directo con enfermos sin tratamiento, deben efectuarse control médico y estar atentas a la aparición de síntomas. Si la enfermedad no se diagnostica tempranamente y no se realiza tratamiento completo, puede generar discapacidad física permanente y progresiva.
Enfermedad estigmatizante
Las personas afectadas por la lepra, aún hoy, continúan siendo discriminadas y estigmatizadas, lo que tiene un impacto negativo en el acceso al diagnóstico y el tratamiento, además de violar los derechos de los pacientes.
En el año 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas y el Consejo de Derechos Humanos adoptaron los Principios y Directrices para la eliminación de la discriminación contra las personas afectadas por la lepra y sus familias.
En dicho documento, se sostiene que las personas con discapacidades relacionadas con la lepra o desfavorecidas por el estigma son las que necesitan más apoyo.
Fuente: Secretaría de Prensa y Comunicación del Gobierno de Salta